25 oct 2009

Límites, caprichos y berrinches

Son muchas de las frases que escuchamos a diario cuando los papás y mamás sienten que algo tiene que cambiar:

"Ya no se más que hacer con él!"
"Me siento agotada, hace lo que quiere y cuando quiere!"
"Ni las penitencias ni las promesas de regalos evitan el escándalo".

Por eso es bueno, preguntarse:

¿Cómo actuar frente a los berrinches de mi hijo?


Cuál es el límite justo, cómo hacer para que algo cambie y estemos todos mas tranquilos?
Primero, debemos entender que es absolutamente normal que nuestros hijos demanden, pidan y tengan deseo de todo y en todo momento. Pero ésto es imposible de ser satisfecho, y tampoco es sano para él.

Marcando pautas claras desde el nacimiento, mostrándole lo que puede y no puede hacer, vamos construyendo el antídoto para el berrinche:
Poniendo límites y los "NO" bien claros.

Si bien cada familia y cada hijo es único e irrepetible, detrás de un limite está siempre la necesidad de nuestros hijos de ser contenidos y la nuestra de contenerlos.

¿Qué es un Limite?

  • Es sinónimo de amor y contención.
  • Es el primer acto de amor que los papás le ofrecemos en la vida.
  • Es el primer organizador de su vida.
    No es algo mas agregado, que puede ponerse o no. SIEMPRE están, aun sin estarlo
  • Dar y poner limites, es enseñarle a nuestro hijo a, que aprenda a esperar y a saber que todo no es aquí y ahora. Que hay cosas que puede y hay otras que no puede hacer o tener.

¿Hay que retarlos o ponerlos en penitencia?

Es un tema de autoridad, no de autoritarismo Un niño de alrededor de dos años, responde bien si siente confianza en el adulto que pone ese límite, aunque lo desafíe.
El reto o la penitencia es una forma de castigarlos por lo que hicieron que no siempre los ayuda a entender porque se portaron mal o desobedecieron. Solo los para por un rato. Obedecen sin comprender.
No tenemos dudas de poner un NO rotundo, cuando está en riesgo la vida o la integridad física de nuestros hijos. Con aparatos eléctricos, lugares abiertos agresiones físicas.
La tenemos muy clara y ellos nos creen.
Pero frente a otras situaciones nos ponemos más dudosos, y ahí se producen los caprichos y los berrinches. Cuando el adulto duda ante el NO que pone, los chicos responden de esta manera, portándose mal, angustiándose.

¿Cómo lo manifiestan?

No quieren irse dormir, se niegan a comer o les resulta muy difícil estar tranquilos, se encaprichan por cualquier motivo. Pegan o pellizcan todo el tiempo, o se auto agreden.
Alrededor de los dos años, los niños tienen inmensos deseos de independizarse, de ser autónomos como a la vez de seguir siendo bebés. Por eso a veces se comportan tan mal que nos confunden.
Entonces aparecen los caprichos, para asegurarse de que los tenemos presentes todo el tiempo. Como una necesidad de llamar nuestra total atención. Y a la vez intentan hacer cosas que aún no pueden.

No hay comentarios:

Publicar un comentario